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Mucho. Mucho se tocó ayer el tema. Por eso, y para rebajar miedos, mi cabeza se ha ido al lado opuesto, de la noche al día, del sótano a la buhardilla, del día de la bestia a tobi, ese ángel del siglo20. No hablo de cine, no, hablo de emociones. Los malos augurios de ayer los torno esperanza con esta tierna (muy tierna) película de la infancia, perdida en los olvidos, y que he tenido la tremenda suerte de no volver a ver desde entonces. Me queda el dulce (muy dulce) recuerdo de esa tarde delante de la tele, con ese tobi y ese dpna, esos ricitos rubios y ese tazón castaño, esas alitas angelicales y esas plantillas ortopédicas, ese vuelo final y esa bici sin ruedecillas ya!
Poco. Poco, por no decir nada se sabe hoy de este episodio mercero y de lolo garcía, el niño con alas. Para mí y mis egoísmos, casi que mejor, ya me quedó idealizado en el recuerdo, qué más quiero? no tengo necesidad de saber ahora que el niño lolo garcía estaba doblado por matilde vilariño, la voz de pablito calvo y de la abeja maya. Dejo la cosa como está.

Nada. Nada me divierte tanto como la asociación automática de ideas, a lo brainstorming, a lo liebre que salta. Por eso, a cuadros quedo cuando me ha asaltado la peli de kurosawa, "tengoku to jigoku" (["cielo o infierno"] "el infierno del odio"), y eso de "del sótano a la buhardilla", de "la poética del espacio", de gaston bachelard. Qué raro pirulo.