jueves, abril 27, 2006

mi ventana indiscreta


Hay poco que decir cuando de decir se trata, por eso busco por mis afueras.
A ver, cuando ya tenía preparada mi megaensalada de la casa sobre la bandejasofá y los pies descalzos, entra por mi ventana (que no es ventana, sino balcón) el eco de un cumpleañosfeliz. Hasta aquí todo muy primaveral, no? Pues bien, con paso firme, me acerco a captar mejor la cantinela. Lo que ven mis ojos (cargados de esperanza) al observar la escena es... aterrador (que te cagas, vamos). A saber, tras la ventana de un tercer piso, abierta de par en par, descubro el grupo varioypinto de estudiantes(?) que me ha sacado de mi atonía. Y atónito me quedo. En esa misma ventana, pero en el segundo, unos destellos verdeneón delatan al anónimo telespectador. Un poco más arriba, en el cuarto, un flexo ilumina el perfil izquierdo de un chico que, al mismo tiempo, recibe la luz frontal de una pantalla de ordenador. Me duele seguir con ésto. Abajo del (casi) todo, sí, en el primero, otra ventana. En ésta, unas cortinas están a mediocerrar (más que a madioabrir). La iluminación tras ellas es tenue (y no se ve de dónde procede). Aun así, logro adivinar unas rodillas bajo una mantita, de esas a cuadros y con flequitos, que deja asomar unas pantuflas, también a cuadros. Unas manos descansan sobre la mantita. Un escalofrío me atraviesa entero cuando, ansioso, elevo la mirada hasta la misma ventana en el quinto y último piso. Tras ésta, la oscuridad total. Nada de estores. Nada de cortinas. Nada ni nadie. Nada.
Así, con el aspecto de un pollo desplumado por epidermis, me enfrento a la mejor de las ensaladas que soy capaz de preparar un miércoles como hoy.
Cuando termino de escribir ésto, los ecos que entran por mi ventana (balcón) son los de un animado karaoke con éxitos del ayer (alguno eurovisivo y todo). No me asomo ni muerto.
Suerte que puedo concentrarme en los ecos chispeantes que aún me llegan del sábado en el sol:

martes, abril 25, 2006

usa el casco

espero veros aquí