viernes, octubre 27, 2006

van tres...

(...y se cae el cuarto –lo siento-). Que las personas humanas tienden a casarse, es algo de lo que ya poca duda me cabe. Tengo pruebas. Cuento los findes de este mes por acontecimientos boderiles y yo cansado de venga de tararear entredientes la coplilla de astrud al respecto. La conocen pocos o no la quieren conocer muchos, no me lo explico, qué está pasando?. Recuperado ya de lo que supuso el casamiento de nanino, el hermano de dpna y lapna respectivamente y en este orden y el inverso... este sábado se me casa 2r (parecía que no llegaba el día). El sábado pasado me lo bailé todo con toda la gente que quiero y absorbí emociones de las buenas... Y claro, después de los momentos de guapo subido vinieron los de tonto subido que nos hemos pegado lapna y servidor esta semana... lloró hasta el tío manolo. Testigos... los justos y alguno más. Que el derroche emocional fue tan grande que apenas tengo el ánimo justo para lo de mañana... oye.
Acabo de compilar unas fotos para decorar la actuación del diyei (yei!) con proyecciones y tal, y hasta me he puesto blando... no es plan!
No sé. No sé si volverán los momentos de guapo subido o si volveré a ser tan majo o a estar tan bien, pero seguro que mis amigos no se lo pierden...
Y después lo que quiero es no perderme a chycha! lo necesito! ¿A que sí, doctor?

jueves, octubre 19, 2006

soy una función

Me consta que soy poco constante. Lo sé. Ahora mismo me estoy fustigando con el escalímetro para remediar(me)lo. Aunque me siento como una vulgar variable, creo que los límites los tengo bien definidos. No es que me comporte como una variable independiente, no. No soy ni tan arbitrario ni tan instintivo. Más bien, yo me lo veo como una variable dependiente de la arbitrariedad de las variables independientes que en la cotidianidad me son... (nada que ver con patas de cordero, parrillas y esas cosas). La continuidad me la procuro rehuyendo los saltos bruscos, que para nada favorecen la uniformidad de la cómoda monotonía. Lejos de obtener serenidad mental (y corporal), esto me provoca la ansiedad justa, necesaria y capaz de no dejar uña sobre dedo. Bien por mordimiento, bien por trepamiento paredil, estoy abocado al dedo muñón. No quiero. Yo lo que quiero es saltar. Derivarme, integrarme o lo que haga falta. Se lo consultaré a mar(temática), aunque lo más apropiado sería un chico(logo) que me quitara la tontería de encima.
Este balanceo mental me empieza a marear y creo que no va a ninguna parte. Todo empezó anoche, en el sofá, con lapna, después de unas compras de última hora y tal. La culpa la tiene la manicura. Y es que... el sábado se nos matrimoña el chache.

A veces la realidad se detiene y sale millás por la radio (qué carambola!).
Trascribo: Lo normal es muy raro. No hay nada más raro que lo normal. Lo que me da miedo es lo normal. La escuela normaliza... se me ponen los pelos de punta. El paradigma de la normalidad es bush. También habla de la frontera entre el original y la copia, lo verdadero y lo falso, lo real y lo irreal... todo está falsificado. ¿Cuál es el límite de la mentira?. Vivimos instalados en mundos muy irreales... Deseoso quedo por leer su nueva novela.

Desescribo y decido que es buena hora para tomarme un té.